viernes, 17 de junio de 2016

Los niños y adolecentes trabajadores: una muestra Vigente y Presente de nuestro capital humano Futuro

Las cifras recientes del DANE (IV trimestre de 2015) muestran que de los 11,1 millones de menores de edad colombianos (entre los 5 y los 17 años, inclusive), aproximadamente 1,2 millones entre niños y adolecentes estaban ocupados en el mercado laboral: algo así como el tamaño poblacional de la ciudad de Bucaramanga, sólo que compuesta exclusivamente por menores de edad; industriosos todos y sin ninguno en el ocio… Ah, y sin garantías laborales exigibles.


Por: Carlos Javier Barbosa C.

1.     El problema y su dimensión

Idealmente, una sociedad contemporánea que se precie de decente, justa y pletórica en progresos sociales no debería tener adolecentes ni mucho menos infantes que participen en el mercado laboral (o tener a lo sumo un número suficientemente pequeño que pueda ser disimulado). Sin embargo, “en la vida real”, no en el papel ni en el ámbito de los sueños como tampoco en el de las buenas intenciones, diferentes sociedades enfrentan diferentes realidades, y en casos como estos se considera que la mayor parte de los padres no envían a los hijos al mercado laboral por simple prurito, aunque bien pueda ser posible que alguna proporción importante de los mayores lo haga por cuestiones culturales toda vez que “el trabajo forma y aleja de los vicios”, o simplemente por pura tradición, por pura inercia. Al margen de estas consideraciones, las
estadísticas consuetudinarias reiterativamente revelan que la magnitud de este fenómeno es bastante significativa en Colombia. Es claro que el trabajo infantil y juvenil dentro de nuestro territorio es un síntoma y un problema, ambos bien importantes. Un síntoma por cuanto podría estar sugiriendo que los ingresos de los hogares, por ejemplo, son insuficientes, o que los menores no cuentan con una orientación adecuada por parte de sus tutores. Un problema porque su práctica impide vrg., una adecuada formación del capital humano, todo lo cual entorpece la generación y la distribución futura de la riqueza; más aún, bien al contrario, puede estar condenando a sucesivas generaciones a la pobreza y todo lo que de ella se deriva. Aunque suene a clisé, la verdadera riqueza de una sociedad es la formación y la calidad de su gente (el resto es pensar como el rey Midas o los conquistadores españoles del siglo XVI, que a la usanza confundían la riqueza con el dinero, con el metálico: fetiche atávico).
En Colombia la magnitud del problema no ofrece espacio para la dilación ni el soslayo, aunque a juzgar por los resultados bien exiguo es lo avanzado. Las cifras recientes del DANE para el cuarto trimestre de 2015 muestran que de los 11,1 millones de menores de edad colombianos (entre los 5 y los 17 años, inclusive), aproximadamente 1,2 millones entre niños y adolecentes estaban ocupados en el mercado laboral: algo así como el tamaño poblacional de la ciudad de Bucaramanga, solo que compuesta exclusivamente por menores de edad; industriosos todos y sin ninguno en el ocio… Ah, y sin garantías laborales exigibles.
A continuación se hace una breve exposición de los principales resultados acerca del trabajo infantil y juvenil en Colombia a partir del Modulo de Trabajo Infantil aplicado por el DANE.

2.     Participación de los menores de edad en el “mundo laboral”

Considerados de forma desagregada, los datos indican que en el dominio “Centros poblados y rural disperso” (Campo) la tasa de trabajo infantil TTI -proporción de infantes y jóvenes trabajando dentro del total de jóvenes de igual rango etario- es algo más del doble que la que se ha evidenciado en las “Cabeceras” (parte urbana): en el primer caso el promedio estimado entre 2012 y 2015 equivalió aproximadamente a un 15,9%, mientras que en el segundo fue 7,2%. Atención: recientemente en el campo 16 jóvenes de cada 100 han trabajado, y algo más de 7 lo han hecho en las zonas urbanas. Asimismo, aunque la tasas de trabajo infantil nacional de cada trimestre a partir de 2013 ha remitido paulatinamente, si bien a ritmos apenas perceptibles, el comportamiento de la TTI de las cabeceras ha sido más alentador, mientras que su contraparte para centros poblados y rural disperso ha sido menos preciso en vista del ligero repunte de la TTI durante el cuarto trimestre del año inmediatamente anterior. (Gráfico 1).
Gráfico 1
Porcentaje de niños y menores entre 5 y 17 años que trabajan IV trimestre 2015                    Total nacional, cabeceras y centros poblados y rural disperso
Fuente: DANE - (ECH - GEIH) - Módulo de Trabajo Infantil
Ahora bien, si dentro de los datos se incluyen los menores que aunque no participen en el mercado laboral se dedicaron a oficios del hogar durante al menos 15 horas semanales, las tasas de ocupación (del tiempo) infantil y juvenil varían notablemente. En dicho caso, tanto en los dominios “cabecera” y “centros urbanos y población dispersa” la proporción de menores trabajadores y menores no trabajadores que estuvieron ocupados por al menos 15 horas semanales que realizó oficios del hogar equivalió a un 11,0% en las “cabeceras” y a un 22,4% en “centros urbanos y población dispersa”, todo lo cual representó 14,0% a nivel nacional. (Gráfico2). Nuevamente, estas cifras indican un problema bien importante pues de 100 menores colombianos alrededor de 14 tienen su tiempo considerablemente enajenado lo cual no solo los obliga, posiblemente, a realizar actividades “urgentes, monótonas, molestas y fatigosas” sino que una asignación inadecuada (esa asignación) de actividades trunca poco a poco su futuro y en cierta medida el del país. Específicamente, el problema no es solo que están haciendo algo que no deben, que muy probablemente hacen a medias, sino que esa misma práctica contribuye en mayor o menor medida a truncar su capital humano futuro.
Gráfico 2
Estructura de la población infantil y juvenil, según horas dedicadas a la ocupación, IV trimestre 2015

Fuente: DANE - (ECH - GEIH) - Módulo de Trabajo Infantil

3.     Ocupados según posición rama de actividad económica y posición ocupacional

La mayor parte de los menores ocupados en las cabeceras durante el último trimestre de 2015 estuvieron ocupados en el sector del comercio, hoteles y restaurantes, 48,3%, seguidos por un 16% en la manufactura, un 13% en el sector de los servicios comunales sociales y personales, y un 8,9% en el transporte, almacenamiento y comunicaciones. En el ámbito de los “centros poblacionales y rural disperso”, la estructura ocupacional según rama varió acentuadamente toda vez que la mayor parte estuvieron ocupados en actividades del renglón agropecuario y de silvicultura y pesca, 71,5%, mientras que un 13,3% lo estuvieron en comercio, hoteles y restaurantes y el 8,9% en la industria.
Gráfico 3
Estructura de la población trabajadora, infantil y adolecente según rama de actividad económica,  IV trimestre 2015

Fuente: DANE - (ECH - GEIH) - Módulo de Trabajo Infantil

En el ámbito nacional, la mayor parte de los niños y adolecentes que participaron durante el último trimestre de 2015 en el mercado laboral fueron ocupados sin remuneración, 44,6%, mientras que un 28,6% lo hicieron en calidad de asalariados y 26,8% en la categoría de “independiente”. En este caso, contrastan los resultados entre cabeceras y centros poblados y rural disperso: en las cabeceras predominaron los asalariados 36%, seguidos de los trabajadores sin remuneración 34,1% y los independientes 29,9%; en los centros poblados y rural disperso prevalecieron los trabajadores sin remuneración 56,3%, seguidos distantemente por los independientes 23,2% y en menor proporción los asalariados, 20%. En cualquier caso, en Colombia se percibieron 454 mil menores de edad en calidad de ocupados no remunerados, volumen de población comparable al de la ciudad de Villavicencio (utilizados posiblemente para aumentar la “productividad” familiar presente pero con el riesgo de comprometer la futura de los propios menores). Por su parte los remunerados se dividieron entre 291 mil asalariados y 273 “independientes”.
Gráfico 4
Estructura de la población trabajadora, infantil y adolecente, según posición ocupacional, IV trimestre 2015
   

Fuente: DANE - (ECH - GEIH) - Módulo de Trabajo Infantil
De conformidad con los resultados agregados, la mayor parte de la población infantil y juvenil que participó en el último trimestre de 2015 en el mercado laboral en calidad de ocupados lo hizo principalmente “porque le gusta tener su propio dinero” (38,6%) y porque “debe participar en la actividad económica de la familia” (34,1%). Otras razones de peso significativo las conformaron el aspecto cultural “porque el trabajo lo forma, lo hace honrado y lo aleja de los vicios” (12,4%), y el económico “porque debe ayudar con los gastos de la casa y ayudar a costearse el estudio” (10,9%). Sin embargo, cuando se desagregan los datos según cabecera y centros poblados se advierten dos estructuras diferentes en cuanto a la razón de participación en el mercado laboral. En el caso de cabeceras alrededor de la mitad entre infantes y adolecentes lo hace porque “le gusta tener su propio dinero”, 8,3%; mientras que un 26% lo hace porque “debe participar en la actividad económica de la familia”, 26,3%. Por su parte, las principales razones de concurso de infantes y adolecentes en “centros poblados y población rural dispersa” fueron la obligatoriedad de participar en las actividades económicas de la familia 43,2%, seguidos por que les gusta tener su propio dinero (27,4%).
Gráfico 5
Estructura de la población trabajadora, infantil y adolecente, según razón de trabajo, IV trimestre de 2015

Fuente: DANE - (ECH - GEIH) - Módulo de Trabajo Infantil

4.     Tasa de asistencia escolar de los menores trabajadores

Por último, los datos del último trimestre de 2015 muestran un gran porcentaje de inasistencia escolar entre los infantes y adolecentes que participan en el mercado laboral. Así, en el ámbito nacional de cada 100 menores que asistieron al mercado laboral solo lo hicieron el 67,2% en el proceso escolar, esto es, dentro de la población infantil y juvenil que labora uno de cada tres trabajadores no evidenciaron asistencia escolar (32,8%). Cuando se examinan los datos según dominio de estudio, se advirtió una mayor participación de asistencia laboral entre “trabajadores” en las cabeceras, 70,6%, mientras que en el dominio “centros poblados y rural disperso” apenas lo hizo un 63,3%.
Gráfico 6
Tasa de asistencia escolar de la población trabajadora infantil y adolecente, según asistencia escolar, IV trimestre de 2015

Fuente: DANE - (ECH - GEIH) - Módulo de Trabajo Infantil


De todo lo anterior, “la pregunta del millón de dólares” se reduce a preguntar cómo sería posible reducir la participación de menores de edad en el mercado laboral. Dicha reducción es un objetivo prioritario toda vez que ésta merma la adquisición de capital humano, y en dicho sentido es muy importante cualquier cosa que se pueda hacer para ayudar a reducirla de forma efectiva. Sin embargo, se debe tener en cuenta que si gran parte de este problema es un síntoma, i.e., el resultado o un “epifenómeno” de otro problema, tal como la pobreza extrema de algunos hogares, la solución va más allá de planteamientos ligeros, como ajustar la legislación e incrementar el grado de enforcement, en tal sentido debe ir acompañada de medidas complementarias. Así las cosas, la solución se debe plantear dentro de un marco de largo plazo con el concurso de todos los miembros de la sociedad, con preferencia de las fuerzas vivas, para que se planteen y se ejecuten las acciones a que haya lugar que reduzcan el trabajo infantil y adolecente como síntoma.
Aunque se considere que una gran proporción del trabajo infantil y juvenil pueda ser reducida en el sentido de atender ciertas causas, como un insuficiente nivel de ingresos, existen otras causas que deben ser objeto de medidas más complejas e integrales tales como las razones culturales. En dicho sentido, la evaluación rigurosa de este tipo de causas es central para atacar este fenómeno toda vez que es más difícil de remover; en particular, es importante examinar con detenimiento la causa relacionada con el gusto por “la tenencia de su propio dinero” por parte de los menores y evaluar el grado de orientación o educación que los menores trabajadores están adquiriendo por parte de sus tutores así como las actividades que el Estado está realizando para que esta franja poblacional permanezca en la escuela, por ejemplo, evaluar que está haciendo la enseñanza oficial para motivar a los alumnos a la permanencia escolar, o que está “haciendo” para disuadirlos de la enseñanza formal.




jueves, 9 de junio de 2016

El mercado laboral colombiano: un comportamiento muy discreto

… el empleo dentro de las actividades que bien podría decirse contribuyen a la elaboración del pastel real, i.e., la industria manufacturera y la construcción, experimentó una caída abrupta. El caso de la industria es particularmente llamativo toda vez que se verificó una caída de 229.000 plazas; en menor medida, pero no menos importante, inquieta el volumen dentro del renglón de la construcción que experimentó una reducción de 36.000 plazas, sobre todo sentido en Bogotá, D.C


Por: Carlos J. Barbosa C.


Según las cifras de la Gran Encuesta Integrada de Hogares –GEIH- acerca del comportamiento del mercado laboral para el trimestre febrero-abril 2016, se verificó un crecimiento del empleo en el ámbito nacional (cabeceras y 13 principales áreas, si bien una ligera reducción en los Centros Poblados y Rural Disperso). Pese a este incremento, por cierto discreto, el empleo dentro de las actividades que bien podría decirse contribuyen a la elaboración del pastel real, i.e., la industria manufacturera y la construcción, experimentó una caída abrupta. El caso de la industria es particularmente llamativo toda vez que se percibió una caída de 229.000 plazas; en menor medida, pero no menos importante, inquieta el volumen dentro del renglón de la construcción que experimentó una reducción de 36.000 plazas, sobre todo sentido en Bogotá, D.C. Por su parte, el crecimiento se identificó en los servicios, particularmente en el comercio, hoteles y restaurantes (206.000 plazas), así como en las actividades inmobiliarias empresariales y de alquiler y en los servicios comunales sociales y personales.   
En principio, aunque el decremento del empleo en la construcción podría explicarse razonablemente a partir del comportamiento de las licencias de construcción aprobadas meses atrás, que en efecto se empezaron a reducir en el último trimestre de 2015 en el caso de Bogotá, la evolución reciente del empleo industrial constituye un galimatías toda vez que el mercado colombiano se ha cerrado significativamente por cuenta de la reducción de ingresos de exportación, en el sentido de que se encarecieron las importaciones en relación directa con el aumento de la tasa de cambio. Al “cerrarse” el mercado, los productos domésticos no sólo aumentaron su participación dentro de la cesta colombiana sino que también se estimuló su exportación, si bien de forma artificial, todo lo cual se asume incrementaría la oferta de nuevas plazas de trabajo. Empero, es posible que la reducción del empleo industrial se haya dado en las unidades de menor productividad (más sensibles al incremento de costos, por ejemplo de insumos importados), de aquellas que no cuentan con una participación significativa o importante en el mercado formal, y en general de esa pequeña industria que se asienta en los centros urbanos de menor tamaño y que ayuda a atender ese “rural disperso”. Igualmente puede deberse ante todo por la incidencia de la reducción de las exportaciones a países vecinos que también se han visto afectados por una reducción de los ingresos exportadores (commodities).
Pese a todo lo anterior, se subraya que en este espacio no se explican las razones de tal o cual variación del empleo, pues tan solo se pretende exponer sucintamente los resultados de la GEIH  para el mercado laboral con el fin de dar una información muy rápida de la evolución reciente de este mercado.   

1.      Resultados generales

Las cifras del desempeño del mercado laboral en el ámbito nacional para el trimestre febrero-abril de 2016 revelan que la tasa de desempleo ascendió a un 9,72% aproximadamente (i.e., se interrumpió la racha “bajista”). Este porcentaje incluye un crecimiento de un 0,3% en relación con el trimestre febrero-abril de 2015. Por su parte, la tasa de subempleo gravitó alrededor de un 28,16%. Al comparar estos datos con los del similar periodo para 2015, se evidencia un ligero deterioro del mercado laboral toda vez que la tasa de desempleo trimestral de febrero-abril de 2015 fue 9,41% y la de desempleo 28,13%. Más aún, los últimos datos inducen a considerar que se desaceleró la caída del desempleo que se venía verificando desde 2010 (Gráfico 1). En general, se manifiesta que el nivel de ocupación equivalió a 21’815.000 personas, esto es, 132.000 nuevos ocupados en relación con 2015. El número de desocupados, por su parte, alcanzó los 2’347.000, es decir, 36.000 desocupados adicionales a los estimados durante 2015.




Gráfico 1
Tasa de desempleo y subempleo nacional, febrero-abril 2001-2016

Fuente: DANE, GEIH.
Con todo, los resultados que se advirtieron para el ámbito nacional no se distribuyeron de forma homogénea para los distintos dominios geográficos en que se desagregan los datos. En particular, la tasa de desempleo para el dominio geográfico denominado “cabecera” ascendió a 10,77%, y para el dominio “Centro poblados y rural disperso” a 5,64%. Para los mismos dominios, de forma correspondiente, las tasas de subempleo equivalieron a 28,36% y 27,41%. Respecto al año inmediatamente anterior, los datos de desempleo del trimestre considerado fueron 10,49% y 5,3%, todo lo cual muestra un deterioro apenas perceptible dado el ligero incremento en las tasas de desempleo. Respecto a la tasa de subempleo, se pudo evidenciar un ligero mejoramiento en el ámbito cabecera 28,41% durante febrero-abril 2015 a 28,36% durante similar periodo en 2016. Por contra, dicha tasa exhibió un ligero deterioro en “Centro poblados y rural disperso” habida cuenta de su (casi imperceptible) aumento: 27,07% en 2015 a 27,41% en 2016.
De forma complementaria, la dinámica de la ocupación entre cada uno de estos ordenes geográficos de análisis fue distinta. En “cabecera” se evidenció un crecimiento de los ocupados, equivalente a 180.000, mientras que en “Centro poblados y rural disperso” el nivel de ocupación se redujo en 48.000 plazas. En suma, aumentó el empleo en el ámbito nacional pero no mejoró el panorama laboral habida cuenta de los apenas perceptibles aumentos en la tasa de desempleo y subempleo. Además, la situación del mercado laboral en el ámbito rural mostró mayores signos de deterioró que la del domino cabecera. (Gráfico 2).

Gráfico 2
Tasa de desempleo y subempleo según dominios, febrero-abril 2001-2016

            Fuente: DANE, GEIH.

2.      Resultados según rama de actividad económica

Al considerar los datos según rama de actividad económica, sobresale la gran caída del empleo en la industria manufacturera toda vez que su nivel paso de 2’791.000 ocupados durante el trimestre referenciado de 2015 a 2’562.000 en similar periodo durante el año en curso. Los otros dos sectores que evidenciaron una reducción significativa correspondieron a la construcción con una reducción de 36.000 empleos y al transporte, almacenamiento y comunicaciones con una disminución de 21.000 plazas. Por contraste, el nivel de empleo del sector comercio, hoteles y restaurantes aumentó en 206.000 puestos, seguido más distantemente por el crecimiento de ocupados en el sector actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler en 87.000, y el aumento de ocupados en los servicios comunales, sociales y personales en 70.000. En lo que respecta al resto de los sectores, el aumento del volumen de empleo apenas se percibió. (Gráfico 3).    

Gráfico 3
Crecimiento empleo según rama de actividad y dominio,
febrero-abril 2015-2016

Fuente: DANE, GEIH.

3.      Resultados según centro urbano

Los datos del mercado laboral para el trimestre febrero-abril muestran contrastes significativos entre las variaciones atestiguadas en diferentes ciudades entre 2015 y 2016. Antes que nada, se señala la generación de 135.800 empleos en los 13 principales centros urbanos de Colombia. Las variaciones positivas más conspicuas se advirtieron en Cali con 60.160 plazas adicionales; Medellín con 33.720; Barranquilla 19.970; Pereira 18.090; y Pasto 9.760. A diferencia de lo anterior, Bucaramanga experimentó un descenso de 7.400 ocupados, seguida de cerca por Bogotá D.C., que presentó una caída de 6.100 plazas, y un poco más distante por Manizales con 3.400 ocupados menos. El caso de Bogotá es bastante llamativo toda vez que la construcción experimentó una caída de 51.500 empleos y el transporte de 29.000 puestos, caída que ayudó a ser contrarrestada por un aumento en la ocupación en los sectores de servicios comunales, sociales y personales (81.420) e intermediación financiera (18.850). En el caso de Medellín, el aumento se vio explicado por el crecimiento de ocupados en comercio, hoteles y restaurantes (42.500), y en el sector de actividades inmobiliarias empresariales y alquiler (22.180); empero, los renglones de servicios comunales, sociales y personales experimentaron una reducción de los ocupados en 40.000 y la industria en 21.000. El aumento del empleo en Cali se explicó por el crecimiento en el empleo en el sector de comercio, hoteles y restaurantes en 47.000 y 11.500 puestos en la industria manufacturera. En Barranquilla se evidenció una caída del empleo en la industria equivalente a 9.000 plazas, evento que se vio contrarrestado con un crecimiento en la ocupación de las actividades inmobiliarias de 16.000, el comercio, hoteles y restaurantes en 10.000 y el transporte, almacenamiento y comunicaciones en 6.000. Por su parte, en Bucaramanga creció la ocupación en el comercio, hoteles y restaurantes en 7.300, pero decreció en los servicios sociales, comunales y personales en 9.200, y en los rubros de electricidad, gas y agua con 2.600 puestos menos, e intermediación financiera con 2.200 plazas menos. Otras ciudades que experimentaron reducciones fueron Manizales y Montería.  (Gráfico 4).
Gráfico 4
Crecimiento empleo según centro urbano, febrero-abril 2015-2016

Fuente: DANE, GEIH.

 

4.      Resultados según posición ocupacional


Examinados los datos de la estructura de la ocupación según posición ocupacional se advierten ligeras diferencias entre el dominio nacional y el de 13 principales áreas. En el dominio nacional predominó la proporción de ocupados cuenta propia (42,53%), seguidos por los ocupados en calidad de dependientes (38,96%). Asimismo, el crecimiento de los ocupados en este dominio se verificó principalmente para 136.000 empleados como cuenta propia, 121.000 dependientes, y 60.000 empleados del gobierno; se redujeron los trabajadores sin remuneración en 93.000, y los patrones o empleadores en 77.000. En el dominio 13 áreas, por su parte, predominaron los ocupados dependientes (50,19%), y los cuenta propia (36,07%). Los aumentos verificados entre 2015 y 2016 se advirtieron en los ocupados en posicionados como dependientes, 105.000; los cuenta propia 43.000; y en 20.000 los ocupados en el gobierno. Por contraste, se confirmó una reducción de 28.000 ocupados en posición de empleadores o patrones

Gráfico 5
% Ocupación según posición ocupacional, febrero-abril 2016

Fuente: DANE, GEIH.

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